COMENTARIOS GENERALES:
CEE “Santa Romana”
No cabe duda
que la realidad política se compone tanto de cuestiones tangibles como de
intangibles. Entre las primeras, encontramos cuestiones, que por lo general,
son objetivas. Aunque su valoración
pueda variar de persona a persona.
Por su parte,
las segundas son más difíciles de percibir, pues no tienen una existencia
concreta. Aunque tengan sujetos y gestos que las encarnen. Como tales, las
cuestiones intangibles conforman una precepción más o compleja sobre un tema en
particular.
Descendiendo a
la concreto. Así como hay países que se destacan por sus realidades políticas
tangibles. Como su poder económico, tecnológico y militar. La Argentina, parece
destacarse por cuestiones más bien intangibles, como su excelencia
futbolística, sus habilidades sociales materializadas en la Reina Máxima o en
el poder espiritual encarnado por el Papa Francisco.
Sin embargo, a
la par de lo positivo, también, lo intangible se manifiesta, como afirmó
acertadamente el sociólogo Eduardo Fidanza, en permanentes crisis políticas; ya
que “No puede ser que un gobierno que hizo del pueblo su causa central lo deje
liberado después a la delincuencia, las inundaciones, los accidentes, la
corrupción, el narcotráfico, las mafias.”
A esta
preponderancia que presenta nuestro país por lo intangible, vemos que se le
suma la contradicción entre los intangibles positivos de los que no lo son.
¿Cómo salir de
este cuadro doblemente incapacitante? El de un desbalance a favor de lo
intangible y la presencia cuestiones negativas.