viernes, 4 de abril de 2014

Malvinas: Una Estrategia Posible para su Recuperación.

 

1. SITUACIÓN

Como todos los argentinos sabemos y nos ha sido enseñado, las Islas Malvinas son una posesión heredada de España, luego de nuestra Independencia, que se encuentran sobre nuestra plataforma marítima continental y que fueron ilegalmente anexadas por la Gran Bretaña el 2 de enero de 1833.

Con posterioridad, la República Argentina mantuvo siempre el reclamo de su soberanía. Pero, recién, después de la 2da GM, la misma se intensificó y se formalizó ante distintos organismos regionales e internacionales. Especialmente, ante la Organización de las Naciones Unidas.

2. PROBLEMA

El principal problema para recuperar una soberanía argentina plena sobre un territorio que nos pertenece (por razones históricas, geográficas y jurídicas) es que después de la recuperación argentina en 1982 y, posterior, vuelta a la posesión británica, las Islas pasaron a ser un tema importante para Gran Bretaña.

El mismo se complica, también, por el alto grado de pasión que tiene para la masa del pueblo argentino. En ese sentido, se puede afirmar que es una de las causas nacionales más convocantes.

Aunque, no hay que descartar algunas voces disonantes como las de Isabel Sarlo, Jorge Lanata o Carlos Escudé.

3. ANÁLISIS

a. Historia:

Lo primero que se impone es conocer los principales hitos que conforman la historia reciente del problema:

· Las Malvinas fueron invadidas por Gran Bretaña, a mediados del siglo XIX, cuando los lugares de paso oceánico eran estratégicos para las potencias navales de la época. En el caso particular que nos ocupa, los buques que querían pasar del Atlántico al Pacífico solo tenían la opción de hacerlo por el Estrecho de Magallanes o la aún más azarosa vía del Cabo de Hornos. Y en ese sentido, las Islas, estaban bien posicionadas para auxiliar, para repostar, para vigilar esos lugares de paso. Pero, paulatinamente fueron perdiendo importancia a partir de la inauguración del Canal de Panamá (1913).

· Su valor solo pareció recuperarse, momentáneamente, durante ambas guerras mundiales. Especialmente durante la primera de ellas, cuando se libró lo que se conoce en los libros de historia militar como “la batalla de las Falklands” (1914) librada entre fuerzas navales británicas y alemanas en sus aguas adyacentes y en las costas de Chile.

· Finalmente, con el correr de los años comenzaron a ser un problema para su usurpador. En pocas palabras: estaban lejos y servían de poco. Sin mencionar el hecho de que Gran Bretaña había dejado de ser la “Reina de los Mares”. Lo que saben pocos es que en la década de 1970, el Foreign Office tanteó la posibilidad de entregárselas a la Argentina bajo un formato tipo Hong Kong. Se desconocen las razones por las que nuestra dirigencia de ese momento no se interesó en tal propuesta.[1]

· Posteriormente, el 2 de abril de 1982, vino la sorpresa de nuestra “Operación Rosario”. La que originalmente había sido diseñada para simplemente modificar el status quo e iniciar negociaciones con Gran Bretaña y las Naciones Unidas bajo la premisa de “las tres banderas”. Pero, como todos recordamos, el Grl. Galtieri, en ejercicio del PEN, declaró aquello de: “si vienen les presentaremos batalla”. Y así fue. Gran Bretaña vino; para ello despachó la mayor flota desde la 2da GM –ayudada por los EE.UU.-, desembarcó en las Islas, combatió, nos derrotó y las recuperó.

b. Factores determinantes:

Los factores determinantes más importantes son los siguientes:

1. La importancia renovada para el Reino Unido: Después de la Guerra de Malvinas las islas dejaron de ser algo sin importancia para Londres. Se transformaron en una posesión valiosa, como lo explica muy bien el Profesor Héctor Giretti en un artículo publicado en el diario “Los Andes” de Mendoza: “Al ser regada con sangre de sus marinos y soldados, el suelo de Malvinas se ha convertido, también para los ingleses, en algo sagrado. La soberanía de las islas no es negociable para ellos, porque con la sangre derramada (en principio) no se negocia con…”[2]

2. El Creciente rol protagónico de los Kelpers: No cabe duda que la comunidad kelper está teniendo una creciente importancia política. Si bien la estrategia argentina ha sido la negar esta participación y acotarla a un diferendo bilateral. Por el contrario, la postura británica ha sido la de una mesa con tres sillas. Lo que obviamente, ayuda a sus objetivos, al colocar en inferioridad a la Argentina. El reciente referéndum (Marzo del 2013) por el cual la inmensa mayoría de los isleños optó por permanecer como parte de un territorio de ultramar de la Gran Bretaña es una muestra de ello.

En este sentido, cabe aclarar que la histórica Resolución 2065 de la ONU de 1965 reconoce que existe una disputa por la soberanía del territorio entre dos Estados soberanos, la República Argentina y el Reino de Gran Bretaña. Por la misma, se invitó a los gobiernos a proseguir las negociaciones. Pero, agregó que los "intereses" de la población de los isleños, no sus "deseos" como pretendía Gran Bretaña, debían ser tenidos en cuenta por las partes. Esta diferencia es una de las claves políticas del asunto.

3. La consolidación de una postura regional e internacional favorable a la posición argentina: En forma progresiva, los países de la región y otros fuera de ella han ido adoptando una postura favorable a la de la República Argentina. Son muchos; tales como la OEA, la ALADI, el Grupo Río, la UNASUR y el ALBA, entre otros; los que reconocen a la cuestión de las Islas Malvinas como un conflicto de soberanía, y que las mismas conforman un territorio ocupado y no una colonia en cuanto que no se deben tener en cuenta los deseos de los habitantes del territorio sino los intereses, ya que los habitantes son en su mayoría británicos que desplazaron por la fuerza a la población preexistente.

4. CONCLUSIONES

Sin lugar a dudas, la recuperación de las Islas Malvinas puede ser considerada como un objetivo nacional. Pero, hay que reconocer que se trata de uno de difícil obtención. Por los factores determinantes que ya fueron expresados. Lo que impone diseñar y llevar adelante una estrategia de largo plazo basada en tres políticas de Estado concurrentes. A saber, una de defensa, otra de relaciones exteriores y por sobre ellas, una de carácter político.

A la par, se puede señalar que existe una ventana de oportunidad planteada por un consenso regional e internacional favorable hacia la posición argentina y que podría ser aprovechado por una nueva administración nacional para plantear una política y una estrategia coherente al respecto.

5. ACCIONES PROPUESTAS

Se propone una política y una estrategia deducida de ella integrada en tres planos:

a. Desde el punto de vista de la Defensa: Restablecer la operatividad a nuestras fuerzas armadas. De tal modo de que dispongan de una capacidad ofensiva creíble [3] y que obligue a su contraparte británica a una costosa vigilancia estratégica.[4] Además, presionar a Gran Bretaña para acordar acciones combinadas destinadas al control de la actividad pesquera ilegal (hacen falta buques de guerra), tareas de rescate (hacen falta aeronaves especiales) y de contención de un posible desastre ecológico como podría llegar a serlo un problema serio en una plataforma de explotación petrolera. Para lo cual no estamos preparados ni tenemos los medios adecuados.

b. Desde el punto de las relaciones con los kelpers: Encontrar la forma de seducir a los kelpers de tal modo que comiencen a contemplar la idea de que una convivencia con el continente argentino no solo es inevitable, sino como una que les pueda resultar beneficiosa. En este sentido, poner a su disposición todo lo que el Estado argentino les pueda ofrecer. Desde becas estudiantiles hasta atención en nuestros hospitales. Al respecto, hay que tener en cuenta la mucha menor distancia que separa Buenos Aires o Río Gallegos de Puerto Argentino de la que lo separa de Londres.

c. Desde el punto de vista de las relaciones con Gran Bretaña: Negociar la afectación de los intereses económicos británicos en el país y en la región. No solo en relación con la ocupación de las Islas, sino integralmente. Es decir condicionar sus explotaciones en todos los ramos de la actividad económica a la contraprestación de sesiones concreta de derechos a nosotros. Por ejemplo, permitir la explotación minera que realiza la propia Gran Bretaña y Canadá (un miembro del Commonwealth) en nuestro país a cambio de concesiones comerciales a empresas argentinas en las Islas

En este campo, se impone un movimiento paralelo para desalentar el apoyo logístico que países como Chile, Uruguay y, eventualmente, Brasil pudieran prestar en ese sentido.

6. RECOMENDACIÓN FINAL

El hecho de que la contraparte principal para la solución del problema planteado (la recuperación de la soberanía plena sobre las Islas Malvinas) sea el gobierno de Gran Bretaña. Uno que a lo largo de su larga historia ha demostrado una eficiencia muy alta en la gestión de sus relaciones internacionales. Especialmente, cuando se ha tratado de la negociación de territorios en disputa. Nos lleva a recomendar un máximo de seriedad y de coherencia por parte de la política a adoptar por parte del Estado argentino respecto a este tema. Una política de Estado que deberá superar a los sucesivos cambios de administración.

Por otro lado, no puede negarse la existencia de una ventana de oportunidad, para la solución del problema planteado que debería ser aprovechada mientras esta dure.

Mendoza, 31 de marzo de 2014.


Notas:

[1] Ver: “La propuesta secreta de los ingleses por la Malvinas” de Maia Jastreblansky, en la edición del 13 de marzo de 2012 del diario “La Nación”.

[2] http://www.losandes.com.ar/notas/2012/2/14/malvinas-razon-fuerza-624038.asp

[3] Esta capacidad, como mínimo, debería estar conformada por una fuerza aeronaval de ataque con un componente terrestre de desembarco. Al respecto, sería ideal contar con un buque de desembarco anfibio con una amplia cubierta porta-helicópteros.

[4] En este sentido hay que remarcar que el artículo transitorio Primero de nuestra Constitución Nacional, modificada en 1994, establece que: “La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.” Al hablar de los principios del DI tenemos que entender que los mismos no excluyen como opción a la guerra, ya que su posibilidad es reconocida por la Carta de la ONU. La que establece en su artículo 51 que: “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas…,”

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