domingo, 20 de julio de 2014

INFORME ESPECIAL MALVINAS

 

COMENTARIOS GENERALES:
CEE “Santa Romana”

No cabe duda que la realidad política se compone tanto de cuestiones tangibles como de intangibles. Entre las primeras, encontramos cuestiones, que por lo general, son objetivas.  Aunque su valoración pueda variar de persona a persona.
Por su parte, las segundas son más difíciles de percibir, pues no tienen una existencia concreta. Aunque tengan sujetos y gestos que las encarnen. Como tales, las cuestiones intangibles conforman una precepción más o compleja sobre un tema en particular.
Descendiendo a la concreto. Así como hay países que se destacan por sus realidades políticas tangibles. Como su poder económico, tecnológico y militar. La Argentina, parece destacarse por cuestiones más bien intangibles, como su excelencia futbolística, sus habilidades sociales materializadas en la Reina Máxima o en el poder espiritual encarnado por el Papa Francisco.
Sin embargo, a la par de lo positivo, también, lo intangible se manifiesta, como afirmó acertadamente el sociólogo Eduardo Fidanza, en permanentes crisis políticas; ya que “No puede ser que un gobierno que hizo del pueblo su causa central lo deje liberado después a la delincuencia, las inundaciones, los accidentes, la corrupción, el narcotráfico, las mafias.”
A esta preponderancia que presenta nuestro país por lo intangible, vemos que se le suma la contradicción entre los intangibles positivos de los que no lo son.
¿Cómo salir de este cuadro doblemente incapacitante? El de un desbalance a favor de lo intangible y la presencia cuestiones negativas.