COMENTARIOS GENERALES:
CEE
“Santa Romana”
Nuevamente, esta semana las noticias principales
de todos los niveles provienen del exterior. Por un lado, se multiplican los
pronósticos internacionales ominosos respecto de nuestra situación nacional. En ese sentido, no son pocos los que comparan
nuestro derrotero con el de Venezuela.
Objetivamente, se puede decir al
respecto que hay coincidencias; pero, también, que las diferencias son notables.
Si bien, en las calles de nuestro país, comienza a vivirse un clima de
creciente conflictividad. La Argentina carece de un líder importante que se
ponga frente a ellas, como es el caso de Leopoldo López o Henrique Capriles y
que pueda capitalizarlas políticamente.
Por otro lado, nuestro gobierno –sin
llegar a los excesos venezolanas- ha cambiado su paradigma de “no criminalizar
la protesta” y ha comenzado a reprimir a las más bizarras y extremas. Por el
contrario, está dando crecientes muestras de realismo económico con medias
ortodoxas, giro que Caracas no ha intentado aún.
En lo regional, Venezuela se erige como el primer problema que concita la
atención, tanto regional como
internacional. La situación aunque no parece haber quedado totalmente fuera de
control por parte del gobierno. Como fue el caso de Ucrania, pero Caracas está
lejos de tener una solución aceptable, al menos en lo inmediato. Al contrario
de lo ocurrido con el país euroasiático, no se advierte en ninguno de nuestros
sistemas regionales de alianzas (OEA, UNASUR) ni en los principales líderes de
la región (especialmente de Argentina y de Brasil) una voluntad por ocuparse de
la crisis. Más allá de retoricas muestras de apoyo y de llamados a la concordia.
Aunque no puede descararse del todo la presión que pudiera ejercer los EE.UU.,
incluidas sanciones económicas. Pero, la unidad y el rol de las fuerzas armadas
venezolana siguen siendo los elementos clave del asunto.
En lo internacional, el conflicto ucraniano parece estar lejos de una solución,
al escalar Rusia el mismo con la amenaza de diversas medidas de corte
intervencionistas. Si las más extremas de ellas se materializaran, no creemos
como probable una reacción enérgica por parte de los EE.UU. ni de la Unión
Europea. Ya que ambos aceptan que Rusia, en definitiva, está operando en su área
de influencia más próxima. Sin embargo, hay que prestarle atención a una
posible intransigencia por parte de Alemania. Ya que como hemos explicado en
otros RSN, Berlín está lejos de las políticas de neutralidad y de abstinencia que
la caracterizaron en el pasado.
☼
ANÁLISIS DESTACADOS:
El peligro de quedarse afuera.
Pascual Albanese INFOBAE
http://opinion.infobae.com/pascual-albanese/2014/02/25/el-peligro-de-quedarse-afuera/
El
vigésimo aniversario de la entrada en vigencia del NAFTA,
rubricado con una reunión cumbre de “Líderes de Norteamérica” entre el
presidente estadounidense Barack Obama, el primer ministro
canadiense Stephen Harper y el mandatario mexicano Enrique
Peña Nieto, en la ciudad azteca de Toluca,
puso de relieve las transformaciones impulsadas desde la firma de aquel
tratado, que fue el punto de partida de un proceso de integración que recorre
hoy América Latina y golpea las puertas del Mercosur.
La
aprobación del NAFTA, impulsada en Estados Unidos durante la administración de Bill
Clinton y en México durante la presidencia de Carlos
Salinas de Gortari, implicó una dura prueba política en ambos
países. Clinton logró la ratificación parlamentaria del acuerdo gracias al
apoyo de los republicanos, ya que la división de la bancada demócrata hacía
imposible esa homologación. En México, la oposición de izquierda del Partido
Revolucionario Democrático (PRD), unida
a un sector del gobernante Partido Revolucionario Institucional
(PRI), se movilizó para frenar el tratado. Sólo la firme
voluntad política de los dos presidentes permitió remover los obstáculos.
En
veinte años de aplicación, el tratado modificó la estructura económica de sus
tres signatarios. No sólo representó un incremento exponencial de su
intercambio comercial, que se multiplicó por cuatro, sino también una integración
de sus estructuras productivas. En los hechos, la economía
norteamericana configura hoy una unidad sistémica, constituida por un mercado
unificado de 490 millones de consumidores con un producto bruto regional de 19
trillones de dólares anuales.
El acuerdo posibilitó quintuplicar el comercio entre Estados Unidos y México, casi el doble de lo
que aumentó, en ese mismo lapso, el intercambio estadounidense con otros
países. El 73% de las exportaciones mexicanas van al mercado estadounidense. A
la inversa, Canadá y México, en ese orden, son los principales destinos de las
exportaciones estadounidenses. El tercer lugar lo ocupa China.
En volumen, México es el tercer socio comercial de Estados Unidos y Canadá.
El
NAFTA es la zona de libre comercio más importante del mundo.
Estados Unidos es la primera economía mundial, Canadá la novena y México la
onceava. Cada día, entre Estados Unidos y Canadá hay un intercambio de alrededor
de 2.000 millones de dólares y entre Estados Unidos y México de unos mil
millones de dólares.
Al
mismo tiempo, el convenio multiplicó las inversiones estadounidenses en Canadá
y México y alentó la radicación de firmas canadienses y mexicanas en Estados
Unidos. Hay 310 billones de dólares invertidos por compañías estadounidenses en
Canadá y 200 billones de dólares de corporaciones canadienses en Estados
Unidos. México también recibió una oleada de inversiones estadounidenses. La
reforma energética impulsada por el gobierno de Peña Nieto
permite augurar un alud de inversiones de las compañías petroleras
estadounidenses para la explotación del petróleo mexicano.
Esa ola
de inversiones recíprocas motorizó la integración entre las cadenas productivas
de los tres países. En cada dólar exportado desde México a Estados Unidos, hay
40 centavos de insumos estadounidenses. Por cada dólar exportado desde Canadá a
Estados Unidos, esa participación es de 25 centavos. Para establecer una comparación,
vale decir que las exportaciones chinas a Estados Unidos tienen una
participación de insumos norteamericanos de sólo cuatro centavos por dólar.
El ALCA por otros medios.
En la
era de la globalización, el NAFTA fue el primer tratado de libre comercio
suscripto entre una economía desarrollada y un país subdesarrollado. Representó
un leading case en relación a la viabilidad de acuerdos de
integración entre naciones con desiguales grados de desarrollo.
Esa originalidad, que hace rato dejó de serlo, fue uno de los reparos surgidos
en los tres países.
México
estableció luego un acuerdo similar con la Unión Europea
y tiene ya celebrados convenios de ese tipo con 44 países, lo que lo erige hoy
en una de las economías más abiertas del mundo. Su
experiencia abrió el camino en América Latina para los acuerdos bilaterales de
libre comercio que Estados Unidos puso en marcha en los últimos años. Para
Estados Unidos, el NAFTA constituyó el punto de partida para una estrategia de
integración económica con América Latina, que Clinton intentó llevar a su
máxima expresión con la propuesta de la Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA),
enterrada en 2005 en la recordada cumbre presidencial hemisférica de Mar del
Plata.
El
fracaso del ALCA llevó a George W. Bush a ensayar una
estrategia gradualista, que dio mejores resultados. Desde entonces, Estados
Unidos estableció tratados de libre comercio con el Mercado
Común Centroamericano, Chile, Perú y Colombia. Fue lo que sus
críticos definieron como “el ALCA por otros medios”.
La
apertura de las economías latinoamericanas posibilitó luego el lanzamiento de
la Alianza del Pacífico, una propuesta de integración
regional motorizada precisamente por México y que contó con el rápido
consentimiento de Chile, Perú y Colombia y la posterior adhesión de Costa
Rica. No es casual que este flamante bloque, que en los hechos
compite con el Mercosur en materia de comercio internacional y de atracción de
inversiones extranjeras, esté integrado por los tres países sudamericanos que
tienen acuerdos de libre comercio con Washington.
La prioridad asiática.
Pero la cumbre de Toluca reflejó cabalmente la prioridad asiática que
caracteriza a la nueva estrategia estadounidense. El centro de las conversaciones fue la conversión
del NAFTA en un puntal del Acuerdo Transpacífico, que uniría a
la economía norteamericana con un grupo de países asiáticos, encabezados por Japón,
e incluye asimismo a Centroamérica, Chile, Perú y Colombia. Dicha entente
comercial reemplazaría al NAFTA como la más importante del mundo, al menos
hasta que se concrete un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la
Unión Europea, cuya materialización, aunque no inmediata, está más cerca que lo
que muchos suponen.
Luis de la Calle, ex negociador mexicano en las tratativas del NAFTA, explicó con precisión
por qué para Estados Unidos “la competencia con Asia tiene que pasar por el
NAFTA”. Subrayó que, por los costos de producción, las empresas
automotrices estadounidenses “difícilmente puedan vender en China un auto
fabricado en Michigan pero sí un vehículo fabricado en México”.
Ese ejemplo puede multiplicarse.
Estos
avances en el NAFTA, la Alianza del Pacífico, la negociación para el Acuerdo
Transpacífico y las conversaciones para un tratado de libre comercio entre
Estados Unidos y la Unión Europea reflejan una fuerte aceleración de la
tendencia estructural hacia la globalización de la economía mundial y contrasta
con la parálisis del Mercosur, agravada por la crisis política de Venezuela, el
más reciente y problemático socio del bloque comercial sudamericano.
Las consecuencias de esa parálisis comienzan a ser
advertidas por los sectores más influyentes del empresariado brasileño, que
alerta contra el peligro de un “desvío de exportaciones”: los
países que profundizan su integración tienden a aumentar su comercio recíproco,
en detrimento de los que permanecen más aislados. En ese escenario, en términos
de mediano y largo plazo, salvo en el rubro agroalimentario, las exportaciones
industriales brasileñas tienden a desaparecer. Fácil es presumir que Brasil
está en vísperas de un “giro copernicano”. La Argentina
está obligada a seguir atentamente la rápida evolución de estos acontecimientos
regionales, porque, como decía Perón, “en política, el que no
tenga cabeza para prever, deberá tener espaldas para aguantar”.
TOMAS BULAT Desde Sidney, Australia CRONISTA,COM
http://www.cronista.com/3dias/-Australia-el-pais-que-la-Argentina-decidio-no-ser-20140221-0010.html
Exportadora de
materias primas, la economía australiana comparte, a primera vista, muchas
semejanzas con la argentina. En una crónica desde Sidney, el periodista y
economista Tomás Bulat pone en evidencia las diferencias y describe cómo el
modelo de integración al mundo convirtió al lejano país de Oceanía en una
potencia global.
Tengo que reconocer que llegué con mucha expectativa a Australia. Un país
lejano en distancia, con características tan parecidas, pero con historias tan
distintas a la Argentina. Muchas veces nos comparamos y nos comparan: cómo se
puede tener destinos tan distintos con comienzos tan iguales.
Primero vamos a los datos duros, para aquellos que los quieran refrescar.
Australia es enorme, tiene más de 7,7 millones de kilómetros cuadrados, pero la
mayor parte es absolutamente inhabitable, siendo un desierto enorme. Tiene
apenas 22 millones de habitantes y un PBI per cápita de casi u$s 65.000 por
año. Exporta por u$s 264.000 millones e importa por otro tanto. Su PBI total es
u$s 1,4 billones, es decir, tres veces el PBI de la Argentina.
El arribo
La primera impresión es que llegás a un país desarrollado. El de Sidney es
un enorme aeropuerto, con muchos aviones, incluido el Airbus 380, el más grande
del mundo. Para ir al centro de la ciudad, como corresponde, se usa
principalmente el tren que llega al aeropuerto. Es decir, se usa el transporte
público. Hay que acordarse aquello de que "un país desarrollado no es
aquel donde el pobre puede comprarse un auto, sino aquel donde el rico usa el
transporte público".
Voy a comprar el ticket y viene el desmayo. Para ir al centro, cada pasaje
cuesta 17 dólares australianos. Es decir 16 dólares americanos (cada uno lo
pasa a pesos al tipo de cambio que quiera). Como me queda más tiempo, averiguo
para comprar un pase semanal que me permite viajar ilimitado en tren, colectivos
y ferrys por los siete días. Como lo compro en el aeropuerto, me cuesta 81
dólares australianos (73 americanos). La cobertura es hasta unos 60 Km de
Sydney.
Obviamente, el transporte público es caro, pero miren la diferencia: usarlo
una sola vez es carísimo, pero si lo necesitas usar mucho, es bastante más
barato. Desciendo al tren a una estación que me dice en cuántos minutos viene,
qué estaciones son las siguientes y los dos próximos trenes que vienen. Llega
un tren de dos pisos, con asientos de napa, aire acondicionado, silencioso, y
con espacio para valijas. Todos sentados y allá vamos: 25 minutos después,
arribamos al pleno centro de Sydney.
Postales de la ciudad
Llego a donde están las fotos obligadas del turista típico, el célebre
Sydney Harbour, donde está la Opera con su techo en forma de hojas. También
resalta el famoso puente que cruza la bahía, una construcción de acero colgante
que tiene 130 metros de altura. Fue inaugurado en 1932, mientras que la Opera
comenzó a edificarse en 1957 pero recién quedó terminada en 1973. Se trata de
un lugar amplio, con mucho movimiento, pero silencioso a la vez. Se destacan la
cantidad de jóvenes y la diversidad cultural, ya que uno se encuentra con
europeos, orientales e indios por todos lados, conviviendo naturalmente.
Al turismo, así como en los ‘80 lo hicieron los japoneses, hoy lo dominan
los chinos. De a miles, con cámaras, con guías, es notable la cantidad que se
encuentran en Australia. En este país se ve, y se siente, la importancia de
China en el mundo.
A diferencia de otras ciudades -Buenos Aires, por ejemplo-, Sidney es una
ciudad construida mirando a la bahía. Se combinan la preservación de edificios
históricos con modernos muy bien ensamblados. En cuanto a los autos, todos
lucen nuevos y con el volante del lado equivocado, confirmando su descendencia
inglesa. Pensé, de hecho, que iba a encontrar mucha influencia británica, pero
no fue más que un prejuicio. Australia tiene una historia inglesa, pero un
futuro vinculado a Asia. Muchas veces, supuse que Australia pivoteaba entre
Occidente y Oriente. No es así. El país tiene sus principales vínculos con Asia
y esos son los que hoy mandan. Se puede afirmar que Australia ya tiene su
propia identidad. No reniega de sus orígenes, pero tampoco de su futuro.
Me habían dicho que Australia era cara y tienen razón. Por estos días, hay
un debate sobre el valor del dólar australiano que históricamente estaba a
75/80 centavos de dólar americano y ahora está a 0,92, lo que está trayendo
problemas y discusiones en la economía local.
El poder de los commodities
Otro debate caliente, durante mi estadía, tuvo que ver con el sector
automotriz, ya que Toyota decidió retirarse de la fabricación de automóviles en
Australia. Anunció que, en 2017, dejará de producir en el país. Esta decisión
en realidad es la última de una continuidad, ya que GM (Holden, en estos pagos)
también anunció, meses atrás, que cerraba su fábrica. Y Ford lo hará en 2016.
Es decir que para 2017 Australia dejará de fabricar automóviles.
Para que tengan una dimensión, el mercado automotriz en Australia el año
pasado fue de 1,2 millones de autos. Pero se produjeron en total unos 180.000
autos. Con lo cual, apenas un 15% del mercado es producción local, el resto es
importado. El debate político al respecto es muy intenso. Mientras que el
Partido Laborista -hoy oposición- se muestra muy crítico con el Gobierno
liberal por dejar cerrar esas plantas, desde el oficialismo argumentan que
Australia no tenía por qué mantener una industria que ya no funciona en el país
y que en otros tiempos era subsidiada por gobiernos laboralistas
Los aussies tienen salarios muy
altos y un mercado muy chico para mantener de manera competitiva una industria
automotriz. "No somos buenos haciendo autos, somos buenos produciendo
minerales, energía, agricultura y servicios de alta calidad, no autos",
sostienen a coro los australianos. Y agregan: “No hay que mantener lo que no
somos buenos haciendo, tenemos que dedicarnos a hacer lo que mejor sabemos.”
Este concepto que comparte la mayoría de la sociedad australiana es difícil
de asimilar para un argentino o un latinoamericano. Es culturalmente imposible
que pensemos que no somos buenos haciendo algo. Que es mejor que otros lo hagan
y que nosotros nos concentremos en lo que somos mejores. En ese sentido,
Australia representa un choque cultural, porque ellos hacen todo lo contrario a
lo que nosotros pensamos que hay que hacer. Su Secretario del Tesoro, Martin
Parkinson, describió a Australia de la siguiente forma. "Somos un país
grande en territorio, lejos de todos lados y con solamente 22 millones de
habitantes. O nos abrimos al mundo y tenemos escala global o solo seremos
chicos, solitarios y pobres", esgrimió.
Cuatro años
atrás, en Gladstone, una ciudad de apenas 35.000 habitantes, cuyo puerto es uno
de los principales en la exportación de carbón (se despachan unas 70 millones
de toneladas de carbón por año) se descubrió gas entre el carbón. Por lo tanto,
surgió la posibilidad de exportar gas licuado a Asia. El Gobierno abrió un
parque industrial para promover el asentamiento de empresas a las que les
interesaría instalar plantas de licuación de gas y exportarlos. En solo cuatro
años, tres consorcios empresarios están construyendo plantas de gas licuado por
un valor de inversión de u$s 22.000 millones cada una. Según cuentan en el
lugar, el flamante parque industrial debería comenzar a exportar a fines del
2015 y ya tienen contratos firmados de compra por los próximos 20 años a
potencias como China, Japón e India.
Las cifras
ayudan a poner en perspectiva el flujo de inversiones en la Argentina. Cuando
se habla de una inversión de u$s 1.200 millones en Vaca Muerta por cinco años y
uno ve que solo tres plantas en Australia representan más de u$s 60.000
millones, se toma dimensión de lo pequeño que es y discute la Argentina.
Desafíos
¿Es todo perfecto, entonces? Está claro que la respuesta es no. De hecho
hay un gran debate económico en camino. Una pelea con el Fondo Monetario
Internacional (FMI) presenta dos frentes: por un lado, el Gobierno tiene un
déficit fiscal creciente y quiere reducirlo, pero para ello cortaría gastos que
podrían enfriar la economía, algo lo que el FMI... ¡se opone!. Y por otro lado,
el Gobierno quiere eliminar un impuesto al carbón y muchos aquí se quejan por
el impacto ecológico que tendría la medida.
En Australia,
coexisten puntos de vista diferentes respecto al medio ambiente, pero todos
tienen algo muy claro: la única oportunidad que tiene el país de ser rico es
abriéndose al mundo. Y esa apertura los obliga a ser cada vez más competitivos,
a ser cada vez mejores.
Después de los países de Asia y de Suecia, son el mejor resultado de las
prueba PISA. La educación es gratuita, pero muy exigente. Para entrar en la
universidad, que las hay muy buenas, es obligatorio aprobar un duro examen al
final del secundario.
Basta con prender la televisión para ver como los contenidos pasan por cómo
promover la forma de hacer negocios, cómo ser cada vez más competitivos y cómo
aprovechar el crecimiento de los asiáticos. Todos aquí miran fronteras afuera.
Muchas de las personas con las que hablé trabajaron en China, India o Singapur.
Y cada vez son más los que hablan alguna lengua asiática. Viajar por el mundo
es casi una obligación. Al preguntar por América latina, dicen que, hoy, no es
prioridad, pero que hay que dedicarle más tiempo. Y respecto a la Argentina,
diplomáticamente dicen que “hay que hacer esfuerzos para acercarse”, pero que
“para bailar el tango se necesitan dos”. Dejando entrever que hoy la Argentina
no quiere bailar con nadie.
El resultado
Es un país que lleva la friolera de 22 años de crecimiento sostenido de su
economía, con un promedio del 3% anual. No es un milagro, es el resultado de
entender que el mundo es una oportunidad, pero que aprovecharla requiere
esfuerzo y trabajo. Como bien dicen los australianos: “Nosotros no nos quedamos
en describir los problemas, los enfrentamos y los solucionamos”.
Se trata de un pueblo que tiene su fuerte en los recursos naturales,
principalmente mineros y energéticos. Y todos están orgullosos de eso. Son los
mejores en eso. Tienen las mejores empresas y las quieren ver crecer por el
mundo. Saben de su potencial y conocen sus debilidades. Pero, también,
entienden que mejorar la calidad de vida de todos requiere sacrificio. Venir a
conocer Australia es impactante, pero deja un poco el sabor amargo de ver lo
que la Argentina hace muchos años decidió no ser.
NOTICIAS DESTACADAS de la SEMANA:
NOTA:
Para acceder a las notas completas haga
clic en los links que figuran en la parte inferior de cada una de ellas.
NACIONALES:
Llora por mí, Argentina.
Roger Cohen NEW YORK
TIMES
http://www.nytimes.com/2014/02/28/opinion/28iht-edcohen28.html
Una
ocurrencia que recorre los pasillos de la Sudamérica post-boom de los
commodities dice que Brasil está en proceso de convertirse en Argentina, Argentina está en proceso de
convertirse en Venezuela, y Venezuela está en proceso de convertirse en
Zimbabwe. Eso es un poco duro para Brasil y Venezuela.
Argentina, sin embargo, es un caso perverso en sí
mismo. Se trata de una nación todavía narcotizada por ese quijotesco brebaje
político llamado peronismo; involucrada en una
guerra total contra los datos económicos fiables; jugueteando con su tipo de
cambio multinivel; excluida de los mercados de capitales globales; pisoteando
los derechos de propiedad cuando lo desea; obsesionada con una pérdida pequeña
guerra en las Malvinas hace más de tres décadas, y convencida de que la causa
de todo este fracaso recae en los poderes especulativos que buscan forzar a una
nación orgullosa -en palabras de su líder- "para volver a comer sopa de
nuevo, pero esta vez con un tenedor " .
Hace
un siglo, Argentina era más rica que Suecia, Francia, Austria e Italia. Era
mucho más rica que Japón. Despreciaba al pobre Brasil como inferior. Vasta y
vacía, con el suelo más rico del mundo en la Pampa, le pareció a los
inmigrantes europeos que la inundaron que contaba con todo el potencial de los
Estados Unidos (el ingreso per cápita es ahora un tercio o menos del
norteamericano). Ellos no sabían que un coronel llamado Juan Domingo Perón y su
esposa Eva (“Evita”) daría forma al "ethos" de un poder delirante.
"Argentina es un caso único de un país que ha
completado la transición hacia el subdesarrollo", dijo Javier Corrales,
politólogo de la Universidad de Amherst.
En
términos psicológicos -y Buenos Aires está lleno de gente en sillones
derramando su angustia a los psicoterapeutas- Argentina es, entre las naciones, el niño que nunca creció. La
responsabilidad no era lo suyo. ¿Por qué debería serlo? Había tanto para ser
saqueado, tantas riquezas en grano y ganado, que las instituciones sólidas y el
imperio de la ley -por no hablar de un sistema de impuestos que funcionara -
parecía una pérdida de tiempo.
Los
inmigrantes llegaron a la Argentina con pasaportes extranjeros en lugar de ser
absorbidos por el país como sucede en Brasil o Estados Unidos. Argentina estaba
muy lejos en la parte inferior del mundo, una masa de tierra fértil lo
suficientemente distante de los centros de poder para vivir sus propias
fantasías periféricas o ahogar su pena en la que es probablemente la danza más
triste (e hipnótica) del mundo. Luego, para dar expresión a su singularidad, Argentina inventó su propia filosofía
política: una extraña mezcolanza de nacionalismo, romanticismo, fascismo,
socialismo, conservadurismo, progresismo, militarismo, erotismo, fantasía,
musical, desconsuelo, irresponsabilidad y represión. El nombre que se lo dio a
todo esto fue peronismo. Ha resultado imposible de hacerlo cambiar.
Perón,
el militar que descubrió el beneficio político que podría derivar de la
creación de vínculos con los desposeídos de América Latina y la distribución de
dinero en efectivo (una lección absorbida por Hugo Chávez), fue depuesto en el
primero de los cuatro golpes de la posguerra. La Argentina que cubrí en la
década de 1980 estaba emergiendo del trauma del régimen militar. Si tengo una
sola imagen emblemática del continente, es de los sollozos incontrolables de
las mujeres argentinas aferradas a las fotografías de los niños que habían sido
arrebatados por los militares para un " breve interrogatorio ", sólo
para desaparecer. Las Juntas militares de la región convirtieron
"desaparecer " en un verbo transitivo. Es lo que hicieron con los que
consideraban enemigos - 30.000 de ellos en Argentina.
Desde
1983, Argentina ha cesado su latigazo cívico-militar, juzgó a algunos de los
autores de crímenes contra los derechos humanos y ha gobernado
democráticamente. Pero la mayor parte de ese tiempo ha sido dirigido por los
peronistas, más recientemente por Néstor Kirchner y su viuda, Cristina Fernández de Kirchner (reminiscente
de la viuda de Perón, Isabel) , que han vuelto a descubrir la
redistribución después de un aluvión peronista neoliberal en la década de 1990.
El latigazo económico está vivo y en buena forma, al igual que el gasto
imprudente en los buenos tiempos y las medidas fuera de la ley en los malos. También en saludable forma las evocaciones
cursis de Perón y Evita e Isabel: En la tierra como en los cielos.
Llora por mí, mi nombre es Argentina y soy
demasiado rica para mi propio bien.
Hace
veinticinco años, me fui de un país de hiperinflación (5.000 por ciento en 1989),
fuga de capitales, inestabilidad monetaria, intervencionismo estatal de mano
dura, disminución de las reservas, la industria no competitiva, fuerte
dependencia de las exportaciones de materias primas, algo que reaviva fantasías
peronistas y un complejo de sentirse en el fondo del mundo. Hoy la inflación es
alta y no híper. Fuera de eso, no mucho ha cambiado.
Cuando arribé a Ushuaia, en el extremo sur de
Argentina, lo primero que vi fue un cartel diciendo que las islas "
Malvinas" estaban bajo la ocupación ilegal por parte del Reino Unido desde
1833. Lo segundo fue un cartel diciendo que Irlanda se encontraba a 13.199 kilómetros
de distancia (sin mención de Gran Bretaña). Lo tercero fue un paquete de
galletas "hecho en Ushuaia, el fin del mundo". La cuarta era una
calculadora de bolsillo utilizado por un comerciante para averiguar las tasas dólar-peso.
La esperanza es difícil de desterrar del corazón
del hombre, pero tiene que ser dicho que Argentina hace todo lo posible para
hacerlo.
¿Por qué la toma de tierras?
Fabio Quetglas (*) CLARIN
Resulta paradojal que luego de una década de
insistente reivindicación de “la recuperación de la política”, un alto
porcentaje de conflictos sociales no encuentren otro canal de expresión
eficiente que la “acción directa”, demostrativa de la degradación de las
capacidades de organización, planificación y mediación que todo Estado, en
cualquier formato, debe tener.
En el caso de las tensiones urbanas, como las tomas
de tierras, lo que además queda claro es la incomprensión de las
Administraciones de los fenómenos que deben atender.
En el área metropolitana de Buenos Aires hasta los
años 80, las oleadas de migrantes (internos y externos) y personas sin acceso a
vivienda ocupaban espacios, ya sea irregularmente, ya sea a través de los
famosos loteos que permitían pagar en cuotas el ansiado terrenito. Aunque
muchas veces los loteos no gozaban de las condiciones ideales, el método era
muy superior a lo que vino luego.
Ese modo de expansión urbana suponía varias
cuestiones: los migrantes encontraban empleos para pagar sus lotes (y en
especial empleo registrado), las municipalidades o la organización comunitaria
prontamente los dotarían de servicios esenciales, las distancias se salvarán
con un regular sistema de transporte cuyo costo podía ser soportado por el
usuario. Una conjunción de motivos, entre los que debe destacarse significativamente
la emergencia de countries y barrios cerrados en la periferia de Buenos Aires,
han hecho que los espacios que recibían hasta los años 80 a los migrantes
internos hoy estén ocupados con usos de suelo que sus propietarios
entendieron más rentables y que ningún poder público se encargó de manera
oportuna de “limitar, ordenar o regular adecuadamente”.
Si sumamos la inexistencia del crédito a mediano
plazo, la informalidad laboral y la degradación del sistema de transporte, el
cóctel para dar inicio a la “lucha por el suelo” está listo.
(*) Sociólogo investigador del
CIPPEC. (Centro de Implementación de Políticas
Públicas para la Equidad y el Crecimiento).
REGIONALES:
Inquietante
acercamiento del Uruguay a los kelpers.
Ana Gerschenson CRONISTA.COM
http://m.cronista.com/3dias/-Inquieta-el-acercamiento-de-Uruguay-a-los-Kelpers-20140221-0004.html
Un vuelo directo que comunique en dos horas y media Montevideo y Puerto
Argentino, exportaciones de productos uruguayos a las islas y acuerdos por
servicios de salud y turismo, son algunas de las iniciativas en las que trabaja
un grupo de parlamentarios uruguayos, que viajó a las islas Malvinas -invitados
por los kelpers- la semana pasada.
Seguida con inquietud por la Cancillería en Buenos Aires, los diputados
nacionalistas Jaime Trobo y Daniel Mañana, el legislador colorado Fitzgerald
Cantero e Iván Posada, del Partido Independiente, prometieron en una
conferencia de prensa en el archipiélago que se concentrarán políticamente en
profundizar los lazos comerciales entre los uruguayos y los kelpers.
La delegación tuvo una baja formal de último momento. Y es que el diputado
por el oficialista Frente Amplio, Jorge Pozzi, decidió no abordar el avión a
Malvinas, por una orden política del Gobierno de José “Pepe” Mujica. El
presidente uruguayo no quiso que el viaje fuera visto como un cambio en la
postura de apoyo al reclamo de soberanía argentino sobre el archipiélago y,
fundamentalmente, no quiso enojar a Cristina Kirchner, con quien busca
recuperar una relación ya dañada. Sin embargo, el diputado Pozzi, aseguró que
acató una decisión con la que no está de acuerdo, "porque que Uruguay
profundice relaciones con las islas no afecta el reclamo argentino".
"Las islas Malvinas son una gran oportunidad para Uruguay", dijo
Trobo, al regresar esta semana del archipiélago. Y precisó el objetivo
político: "Las islas tienen un espíritu de autonomía, de gestión propia, y
buscan sustituir su dependencia de Gran Bretaña por un punto de referencia más
cercano. Montevideo, que es la capital más austral de América, podría ser ese
punto de contacto". El 87% de los productos que importa Malvinas proceden
de Reino Unido, un 7 % proviene de Chile y sólo un 4 % de Uruguay.
Además, para los legisladores uruguayos también se abre un mercado laboral.
En Malvinas trabajan 300 chilenos en la industria petrolera que desarrollan los
isleños unilateralmente, sin la anuencia del gobierno argentino. Y la propuesta
malvinense es que se sume mano de obra uruguaya, necesaria para la explotación
de hidrocarburos que la isla planea comenzar el año próximo.
Hasta ahora, los malvinenses se proveen de alimentos frescos y otros
servicios desde Chile, aunque debido a que los aviones deben atravesar espacio
aéreo argentino, sólo está autorizado un vuelo semanal a las islas. La
Presidente Kirchner había propuesto públicamente que Aerolíneas Argentinas
conecte Buenos Aires con Puerto Argentino, pero los kelpers rechazaron esa
posibilidad por su aversión a un acercamiento al continente argentino.
Una conexión con Montevideo para los kelpers cambiaría la vida de las
islas. No sólo porque el viaje a Santiago de Chile, contando las conexiones, se
reduciría de 10 horas promedio a dos horas y media. Lo más importante es que ya
no sería necesaria la autorización argentina, por lo que podrían intensificarse
las rutas aéreas.
En Uruguay crece el malestar con el gobierno argentino. Esta semana, el
presidente del Partido Independiente, y ex candidato presidencial, Pablo
Mieres, propuso directamente que Uruguay, perjudicado por las restricciones a
las exportaciones que impuso el gobierno kichnerista, presione a la Argentina
con Malvinas. "Uruguay debió amenazar con modificar su posición con
respecto a los buques con bandera de Malvinas, con otra exigencia ante un
gobierno que lo único que ha hecho es dañarnos últimamente", aseguró al
diario El País.
Esta semana, la consultora uruguaya Factum, publicó un estudio a nivel
nacional sobre el debate Malvinas en la sociedad del país vecino. El sondeo
refleja una disyuntiva: el 55% de la población sostiene que su país debe apoyar
el reclamo de soberanía argentino, pero también expresa su deseo de
intensificar las relaciones con las islas. La estrategia de la década kirchnerista
ha sido aislar a los kelpers para forzar el diálogo con Londres sobre
soberanía. Y sólo la posibilidad de un vuelo Montevideo-Puerto Argentino
destruye la estrategia por los aires, en tiempos de cortocircuitos permanentes
con Uruguay.
¿Cómo sigue Venezuela?
María
Anatasia O´Grady THE WALL STREET JOURNAL
http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304610404579401651493742892.html?dsk=y
Los venezolanos que buscan un cambio enfrentan
grandes probabilidades en su contra. El derramamiento de sangre en Caracas en
los últimos 12 días trae a colación la Cumbre de las Américas de 2009,
realizada en Puerto España, Trinidad y Tobago, en la que el presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, saludó al dictador venezolano, Hugo Chávez, con
una gigantesca sonrisa y un caluroso apretón de manos. Un par de meses después,
el Departamento de Estado intentó obligar a Honduras a reinstalar en el poder
al presidente pro Chávez Manuel Zelaya, quien había sido depuesto por violar la
Constitución.
Los ceños se fruncieron en América. ¿Por qué el
presidente estadounidense favorecía al dictador venezolano y protegido de Fidel
Castro en desmedro de Honduras, un país que mantenía un estado de derecho, la
libertad de prensa y el pluralismo?
El miércoles pasado, después de confirmarse que los
secuaces armados del gobierno venezolano habían asesinado a cuatro estudiantes
mientras participaban en manifestaciones pacíficas, Obama tomó nota y calificó
la brutalidad de “inaceptable”. Tiene que haber sido un mensaje reconfortante
en medio de los disparos y las palizas en las calles de Caracas.
Esa misma noche, el gobierno de Nicolás Maduro, el
sucesor elegido a dedo por Chávez, desató una ola de terror en todo el país.
Según los blogs venezolanos y las publicaciones en Twitter, la Guardia Nacional
y la policía dispararon sus armas en forma indiscriminada, golpearon a civiles,
allanaron presuntos escondites de los estudiantes, destruyeron propiedad
privada y lanzaron gases lacrimógenos. Milicias civiles en motocicletas se
sumaron al pandemónium. Los informes llegaron desde Valencia, Mérida, San
Cristóbal, Maracaibo, Puerto Ordaz y otras ciudades, además de la capital.
Venezuela envía 100.000 barriles de petróleo al día
a Cuba y, a cambio, la inteligencia cubana está a cargo del aparato de
seguridad venezolano. A los cubanos les preocupa perder acceso al crudo si su
hombre en Caracas es derrocado. El líder opositor venezolano, Leopoldo López,
que encabeza el partido Voluntad Popular, pasó varios años forjando una red de
jóvenes reclutas en todo el país. Los disturbios de la semana pasada son un
testamento de esa organización y la razón por la que López, de 42 años, está
tras las rejas.
La Unión Europea ha presionado al gobierno de
Ucrania a alcanzar un compromiso con la oposición. Pero los venezolanos no han
recibido esa clase de ayuda de parte de sus vecinos. Solamente Colombia, Chile
y Panamá han criticado la represión del gobierno. El resto del hemisferio ni siquiera
muestra un interés pasajero en las violaciones a los derechos humanos cuando
las comete la izquierda. La Organización de Estados Americanos tiene,
supuestamente, que defender las libertades civiles, pero desde que el político
socialista chileno José Miguel Insulza asumió el mando en 2005, la OEA ha
acumulado un historial vergonzoso como cómplice de Cuba.
Los venezolanos que buscan un cambio enfrentan grandes probabilidades en su contra. Las muchedumbres en las calles de Caracas en los últimos días no han sido significativamente mayores que las de manifestaciones de años previos, incluyendo las de 2002, cuando una marcha en Caracas estuvo a punto de derrocar a Chávez.
Los venezolanos que buscan un cambio enfrentan grandes probabilidades en su contra. Las muchedumbres en las calles de Caracas en los últimos días no han sido significativamente mayores que las de manifestaciones de años previos, incluyendo las de 2002, cuando una marcha en Caracas estuvo a punto de derrocar a Chávez.
En esta ocasión, la represión ha sido feroz. Aparte
de los heridos y los muertos, cientos de personas han sido detenidas y no sería
de extrañar que muchas de ellas recibieran largas sentencias. Maduro necesita
chivos expiatorios para la violencia que ha desatado. El comisario Iván
Simonovis, el ex secretario de Seguridad de la Alcaldía Metropolitana de
Caracas, ha sido prisionero político desde 2004.
Chávez lo obligó a asumir la culpa por las 17
personas asesinadas en la insurrección de abril de 2002, a pesar de que los
videos muestran que los disparos vinieron de francotiradores chavistas. Las
fotos del otrora saludable policía, que lo muestran frágil y enfermo debido a
las condiciones inhumanas de su prolongado encarcelamiento, son escalofriantes.
Otro problema es la división al interior de la
oposición. Henrique Capriles, el gobernador del estado de Miranda, representaba
una coalición amplia de partidos antichavistas cuando se postuló a la
presidencia en 2013. Pero cuando reconoció el triunfo de Maduro pese a la
existencia de evidencia sólida de que la elección había sido robada, López y
otros opositores rompieron filas con Capriles.
Los estudiantes también se han visto afectados por
un bloqueo de las comunicaciones. El gobierno controla todas las ondas
radiofónicas. Cuando surgió la violencia, obligó a los proveedores de satélite
a dejar de mostrar el canal colombiano de noticias NTN. El servicio de Internet
se interrumpió en muchos lugares.
Además, conseguir el apoyo de los más pobres para
un cambio de régimen político no es nada de fácil. Algunos siguen considerando
al chavismo como su gobierno, pese a no sentir ningún afecto por Maduro y
padecer la alta inflación. Otros no se atreven a hablar por temor a perder sus
empleos estatales o sus vidas. Las milicias chavistas provocan terror en los
barrios.
Maduro dice que utilizará todas las armas a su
disposición para calmar los disturbios. El hijo de un amigo venezolano me envió
el viernes por la noche fotos desde Caracas que mostraban una acumulación de
tropas en la base aérea Francisco de Miranda, en el centro de la capital. El
alto mando venezolano respaldado por Cuba, la inteligencia cubana (los agentes
de la isla abundan en Venezuela) y las milicias en ropa de civil van a jugar
duro.
Por otra parte, el gobierno está en bancarrota y la
escasez de alimentos y otros productos se intensificará. Puede que Maduro logre
pacificar Caracas, pero los alimentos son más difíciles de encontrar en el
interior del país que en la capital. Es justamente ahí donde las llamas de la
rebelión, que se encienden por primera vez bajo el chavismo, podrían no ser
controladas. Muchos oficiales del ejército provienen de familias de clase media
baja y no está claro si se quedarán de brazos cruzados observando la masacre de
grandes cantidades de civiles. Muchos de ellos resienten la ocupación cubana.
Los siguientes pasos son difíciles de predecir.
Pero nadie debería subestimar la ventaja comparativa de Cuba: la represión.
INTERNACIONALES:
¿Cuánto se reduce el US
Army?
Michael Cohen THE GUARDIAN
El
Pentágono es capaz de mantener una gorda y extravagante fuerza militar aun cuando los EE.UU. no enfrentan ninguna
amenaza a su seguridad.
“Los planes de Hegel de achicar al US
Army a su nivel más bajo desde antes de la 2daGM,” brilla en los titulares
del New York Times. El Departamento de Defensa, “propone los mayores cortes al
ejército en los últimos 75 años,” dice el Washington Post.
En el lenguaje superficial –las propuestas de
reducción del fuerza activa del ejército entre 440.000 a 450.000 tropas- hace
que el anuncio del Pentágono en su presupuesto quinquenal sea un evento
histórico. Pero, solo es el universo alternativo de Washington DC se puede ver
esta reducción de un pico en tiempos de guerra de 570.000 a uno de 450.000. Y,
por su presupuesto, solo Washington puede decir junto con Dick Cheney que se
está haciendo un gran daño al aparato militar. Es lo mismo que Dick Cheney,
quien fue secretario de defensa que hizo un corte de los 770.000 de 1989 a los
572.000 en 1993.
Antes que reflexionar sobre los cambios en el ambiente
de la seguridad global, la creciente obsolescencia de las guerras
interestatales y la falta de interés en el país por nuevas aventuras militares,
los cortes anunciados por Hagel son una indicación de otra cosa: la tenacidad
de cómo el Pentágono en mantener una gorda y extravagante fuerza militar sin
una amenaza a la seguridad concreta.
De hecho, lo que no dicen los titulares de los
diarios es el contexto de esta decisión. Por ejemplo, “el más pequeño desde
1940” suena, en al superficie, como un paso atrás. ¿Si Neville Chamberlain[1] se
levantara de su tumba y se convirtiera en presidente de los EE.UU. qué diría?
Dejemos de lado que el tamaño del ejército en 1940 era de cerca de 270.000 y de
30.000 Marines, hay muchas cosas que
hoy son diferentes respecto de 1940:
·
Los EE.UU., tienen armas nucleares.
·
Los EE.UU. tienen aviones y drones que pertenecen a
una nueva fuerza, la USAF.
·
Los EE.UU. tienen satélites en órbita.
·
Los EE.UU. dominan los cielos, los mares y el
espacio.
Entonces, los EE.UU. están en una posición mucho mejor que en 1940. Sin
contar con que el mundo está mucho mejor hoy que hace 25 años atrás:
·
Existe la NATO.
·
La ONU existe y dicta las reglas para el uso
apropiado de una fuerza militar.
·
Los EE.UU. tienen alianza militares con una docena
de países.
·
En 1940, había solo un puñado de democracias en el
mundo; hoy son 117. También hay una expansión de la prosperidad económica y de
integración, con mejores niveles de vida en prácticamente todos los rincones
del mundo.
COMENTARIO: El diario británico “The Guardian” es bien
conocido por sus posturas de izquierda y cercanas a las del Partido Laborista. Recientemente,
debió refutar acusaciones de antisemitismo y de favorecer opiniones pacifistas extremas.
Pese a ello, goza de una buena reputación en sus análisis internacionales.
Rusia. Cuidado con Crimea!
Timothy Snyder (*) FOREIGN POLICY
Rusia parece haber hecho una mala apuesta en
Ucrania. Su política exterior ha sido tácticamente ágil como siempre, pero
estratégicamente floja. Era muy posible que Rusia sobornara, como lo hizo en
noviembre, al entonces Presidente Viktor Yanukovych para que no se asociara con
la Unión Europea. También, era posible que la promesa del crédito de U$ 15.000
fuera a cambio de la represión policial en Ucrania. Después de aceptar el
dinero, Yanukovych ilegalmente forzó un paquete legislativo para acomodar las
leyes ucranianas a las exigencias rusas de moderar la libertad de expresión y
el derecho a la protesta. Inmediatamente después de que el Kremlin girara unos
U$ 2.000 M del crédito prometido, fue que Yanukovych impartió la orden de
disparar contra los manifestantes.
Pero, no todo salió de acuerdo con el plan. El
objetivo estratégico de Moscú era incluir a Ucrania en la Unión Euroasiática.
Esta institución, un rival de la Unión Europea, entrará en vigor en el 2015.
Las perspectivas de miembros son: Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, ninguno de
las cuales brilla por sus condiciones democráticas. Putin ha dejado claro que
para él la Unión Euroasiática no tiene sentido sin Ucrania. Sabe que el Imperio
Ruso sin Ucrania no es nada. Pero, la Unión Eurasiática no puede tener miembros
democráticos, en el que sus ciudadanos esparzan en Rusia sus peligrosas ideas.
Por este motivo es que Ucrania no puede convertirse en una dictadura.
ÚLTIMO MOMENTO: Fuentes periodísticas locales reportan la presencia de
unidades blindadas a rueda de la Federación Rusa en las afueras de Sebastopol,
Crimea, Ucrania. También, hay rumores de movimientos militares rusos en los
principales aeropuertos de Crimea. El embajador ucraniano ante la ONU ha
solicitado la reunión del Consejo de Seguridad.
Levante y las teorías conspirativas.
Abdul Rahman Al-Rashed ASHARQ AL-AWSAT
Para
algunas personas, el expresidente iraquí Saddam Hussein solo invadió Irán
durante el gobierno del Ayatola Ruholla Khomeini porque le fue ordenado desde
el exterior e invadió Kuwait después de recibir una luz verde por parte de la
embajadora de los EE.UU. en Bagdad.
Otros
argumentan que la revolución libia contra Muammar Gaddafi fue un acto de
injerencia extranjera y que la expulsión del presidente egipcio, Hosni Mubarak,
otra conspiración. Algunos piensan que la Hermandad Musulmana le hizo un favor
a los EE.UU. porque así estaba planificado. La Hermandad piensa que el General
egipcio Abdel-Fattah El-Sisi se volvió contra Occidente cuando descubrió estos
planes.
Desde
hace tres años, que el régimen sirio viene diciendo que Occidente está detrás
de la revolución en su contra., mientras los rebeldes insisten en que hay una
conspiración para aislar a la revolución para mantener al Presidente sirio
Bashar Al-Assad en el poder.
Hace unos
pocos días, mi colega Eyad Abu Shakra escribió un artículo diciendo que sabía
de la existencia de varias conspiraciones en la región. Mi colega Eyad no está
solo entre los que creen que en cada crisis hay una conspiración. Por décadas, ha
sido una creencia común entre los intelectuales. Esta creencia se ha ido fortaleciendo
con libros que se hiceron populares entre 1960 y 1970, como The Game
of Nations de Miles Copeland.[2]
No niego totalmente
a las conspiraciones porque existen en todos los países aparatos secretos que
velan por sus intereses. Pero, hay una proliferación de teorías conspirativas
en libros de historia modernos. Hay una gran confusión entre aprovechar los
eventos para alterar su curso y su resultado y el disparar eventos por sí
mismos. Por ejemplo, la caída del Sha de Irán en 1979 fue el resultado casi
inevitable de las protestas en Teherán. Occidente prefirió apoyar al Ayatollah
Khomeini entre sus competidores.
Enviarlo
a Khomeini a Teherán vía aérea por Air
France desde Paris fortaleció sus posibilidades frente a otros competidores
de los partidos de la izquierda y de los nacionalistas. Pero, Khomeini ya era
una figura relevante de la oposición. No fue una invención occidental.
En el
mismo sentido, se puede argumentar respecto de las otras conspiraciones
citadas. Una cosa es que alguien aprovechara sucesos en curso y, en alguna
medida inevitable. Y otra muy distinta es que dispusiera de los medios para
crear dichos eventos por sí mismos.
MISCELÁNEAS:
Presos: El nuevo cartel argentino.
Laura
Etcharren blog
Desde
hace tiempo y paulatinamente, tras los muros, se va gestando en Argentina, un
nuevo Cartel.
Desde la cárcel, y con "salidas"
conniventes con la Mala Policía que simula el rol de Guardia, siempre bajo el
Simulacro Nacional y Popular de una absurda militancia progresista, se
organizan con una estructura imposible de llevar adelante si no fuese con el
amparo de los grupos de poder.
Es EL VATAYÓN. Una banda articulada que surge en el
Penal de Ezeiza y que ya tiene células o pequeñas clicas en diferentes cárceles
de todo el país.
Algo más sobre el nombre
de América.
Alberto Buela EL INFORMADOR PUBLICO
Pasan los años y seguimos en esta lucha desigual
por tratar de desmitificar el nombre espurio de latinoamericanos que nos han
impuesto a los habitantes de la América no-sajona.
Una enorme cantidad de artículos llevamos escritos
sobre el asunto, pero sólo han logrado ser una gota de tinta en el Río de la
Plata. Los poderosos mass media, los intelectuales de renombre, los políticos
famosos, la Iglesia, los marxistas y liberales, y todos aquellos que pueden
hacer público y notorio su pensamiento hablan, invariablemente, sobre nosotros
como “latinoamericanos”.
Es sabido que el nombre de América nos fue impuesto
por los alemanes (1) en homenaje al italiano Américo Vespucio, a quien le
atribuyeron el descubrimiento del continente. Lo que no es tan sabido, es el
sentido etimológico del término América.
Así, en primer lugar hay que decir que se utiliza
como femenino a semejanza de los otros continentes: Europa, Asia, África,
Oceanía. Que proviene del germano Amal, nombre correspondiente al
fundador de la familia real ostrogoda, que significa trabajo; y del sufijo rich
o rik, que quiere decir, jefe, poderoso, mando.
Una etimología complementaria nos indica que
Américo es equivalente a Aimerico, que viene del gótico hámis,
que significa casa o morada, y del conocido rich o rik.
Por todo lo cual, podemos afirmar que América
quiere decir, etimológicamente, “poderosa en el trabajo” o “la que manda en su
casa”. Todo un significado sobre el que hemos ahondado en varias ocasiones y sobre
el cual, gente de más talento debería profundizar.
Para desmentir la falsa designación de
Latinoamérica hemos recordado su origen espurio, meramente ideológico. El
concepto de latinidad es una creación ideológica de Michel Chevallier, el
economista, consejero de Napoleón III, para intervenir con legitimidad en la
América española.
Otro argumento al que hemos recurrido ha sido el de
autoridad y así nos hemos en el prestigio y la fama de Jorge Luis Borges quien,
parodiando a de Mestre, afirmó: He conocido argentinos, chilenos, brasileños y
peruanos pero nunca a un latinoamericano.
Trajimos en nuestro apoya al máximo sociólogo
brasileño, Helio Jaguaríbe, quien nos dice: Dejemos de hablar de ese vano
concepto de Latinoamérica que como un universalismo más nos extraña por el
nombre.
Citamos al profundo pensador rumano Ventila Horia:
La guerra semántica se perdió desde el momento en que se los designa como
latinoamericanos.
Y ahora encontramos esta joya que queremos poner en
conocimiento del lector. En un libro editado en Buenos Aires en 1938 con el
título de La tragedia ibérica, la editorial Imán y con un prólogo del poeta
José Gabriel, miembro conspicuo de la Reforma universitaria del 18, el
periodista, historiador y geógrafo portugués, Gonzalo de Reparaz (1860-1939),
afirma: Los cultos de París que cacarean el alumbramiento de una raza latina en
España y en América (a este huevo vacío le han hecho pasar el mar) se verían en
gran aprieto si Catón resucitara después de haberse quejado hace más de 2000
años de que en su tiempo apenas quedaban latinos.
Italia y los italianos con esa sabiduría ancestral
que trasmiten en sus juicios, solo reservan el nombre de latinos a los
habitantes del Lacio, el resto son genoveses, calabreses, sicilianos et alii.
Ningún italiano o descendiente de italianos habla de sí como “latino”, es un
despropósito y un sin sentido. Lo mismo que ningún canadiense ni ningún
haitiano se llama a sí mismo “latino”.
Algunos arguyen que nos debemos llamar latinos
porque el castellano que hablamos deriva del latín. Un error aún más grave. El
castellano deriva originalmente del osco según se cansaron de demostrar esos
grandes lingüistas y filólogos españoles Antonio Tovar y Menéndez Pidal, de
modo tal que mal nos podemos llamar latinos por la lengua.
Nosotros somos hispano o iberoamericanos. Si se
quiere resaltar el aspecto indígena, también podemos, correctamente,
denominarnos indoibéricos. Pero lo de latinoamericanos es un error por los
cuatro costados. Es más, es una categoría político ideológica para extrañarnos ab
ovo y así dominarnos desde el momento mismo que se nos nombra en forma
errónea.
(1) El primero que lo hace es Mathias Ringmann en 1507, un tratado titulado Cosmographiae
Introductio y el otro es el cartógrafo también alemán Martín Waldseemüller
en su planisferio universal, también de 1507.
☼
[1] Arthur Neville Chamberlain (1869/1940) fue un político conservador británico, Primer Ministro del Reino Unido entre el 28 de mayo de 1937 y el 10 de mayo de 1940. Es famoso por su política de apaciguamiento con respecto a la Alemania nazi y la Conferencia de Múnich de 1938. (N.T.)
[2] Miles Copeland Jr.
fue un exagente de la CIA que publicó un libro en el cual denunció los manejos
en relación a conspiraciones internacionales ocurridas entre 1950 y 1980.
(N.T.)
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