lunes, 11 de marzo de 2013

REFORMA de los LICEOS MILITARES.


por Emilio L. MAGNAGHI (*)

La ideología puede ser amiga de la política, pero es enemiga de la estrategia.
Portaestandarte del LM Grl Espejo.
El 9 de septiembre del 2012, en un artículo en éste mismo diario (La buena política que nos interesa a todos), reflexionaba a raíz de la lectura del último libro de Jorge Castro “La Visión Estratégica de Juan Domingo Perón” (Ed. Distal), sobre la evolución que ha tenido, a lo largo de la historia, el pensamiento político y estratégico en nuestro país. Dice Castro en su libro que “lo más importante del pensamiento de Perón no es ideológico sino estratégico”. Es en la acción -como fue el abrazo de Perón y Balbín-, donde el estadista deja de lado la ideología, para ponerse al servicio del interés general de la nación. Y me viene a colación, porque en toda resolución política debemos saber diferenciar entre lo ideológico y lo estratégico, a fin de distinguir entre un verdadero estadista y un político del montón.

Recuerdo que en el año 2006, cuando hubo un intento de cambiar la estructura y los contenidos educativos de los liceos militares, el ingeniero Julio Cobos, conocedor del tema, expresó a las más altas autoridades nacionales los argumentos por los cuales debían mantenerse los contenidos curriculares de los mismos y, para alegría de tantos ex liceístas y de toda la sociedad que manifestaba su preocupación, el presidente Néstor Kirchner hizo dar marcha atrás a esa reforma haciendo primar la racionalidad y lo verdaderamente estratégico, sobre las causas ideológicas que seguramente habían inspirado la medida.

Un liceísta volverá a conducir Mendoza”, titulaba el diario Los Andes de Mendoza, casi cinco años después -el 11 de septiembre del 2011-, antes de las elecciones. Uno, ingeniero y radical, Roberto Iglesias; el otro, abogado y peronista, Francisco (Paco) Pérez y el tercero, licenciado en administración de empresas y demócrata, Luis Rosales. El primero había cursado en la Universidad Tecnológica y los otros dos en la Universidad Nacional de Cuyo. Pero más allá de sus diferencias políticas y vocacionales, sus historias personales tenían un punto en común: los tres habían pasado cinco años de sus vidas en el Liceo Militar General Espejo.

No está de más recordar que otro ex liceísta e ingeniero, Julio Cleto Cobos, fue también gobernador de nuestra provincia y vicepresidente de la Nación.

Sorprende la amplitud y diversidad de criterios, que es sin duda producto de una formación que les ha enseñado, desde muy temprano, el ejercicio de la libertad intelectual, el respeto a la dignidad humana y a reconocer al otro como persona, con todo lo que ello significa. Valores estos, tan escasos en nuestro país y por cuya ausencia tanto sufrimos.

Mendoza no es una excepción en esto. Los liceos militares han dado a la Argentina hombres de prestigio que se han destacado en todos los ámbitos del quehacer nacional público y privado. En sus aulas se han educado y formado presidentes constitucionales, senadores, diputados, gobernadores de provincias, intendentes, empresarios, investigadores, científicos, jueces y fiscales. Los hay de todos los partidos y visiones políticas. Esta es una evidencia irrefutable de la amplitud de pensamiento que transmite esta institución.

Los liceos militares, como institutos de enseñanza secundaria de excelencia han tenido un exitoso desempeño desde la creación en 1938 del Liceo Militar General San Martín en la provincia de Buenos Aires. A éste, le siguió en 1944, el General Paz en Córdoba y luego en 1947 el General Espejo en Mendoza, el mismo año en que fue creado el liceo Naval Almirante Guillermo Brown. Así fueron sumándose los liceos militares en diferentes provincias argentinas: Santa Fe, Tucumán, Salta, Chubut, Misiones. La Fuerza Aérea también tiene su propio liceo militar.

Países hermanos de la región tienen liceos militares. Brasil, Paraguay y Uruguay, por nombrar solo aquellos que acompañaron a nuestro país desde el principio en el esfuerzo de integración regional, los tienen y gozan de un enorme prestigio.

En el Brasil hay doce liceos militares que, como los nuestros, poseen una calidad excelente, baste decir que están a la cabeza en formación académica de la educación pública, muy por delante del 99 por ciento de las escuelas públicas, según informes del IDEB 2011 (Índice de Desenvolvimento da Educação Básica), el principal indicador de calidad de la educación del Brasil.

La nueva resolución que ha emitido el Ministerio de Defensa de nuestro país, pretende eliminar de los liceos militares la formación con orientación en Defensa Nacional, que les permite a los mismos la preparación de oficiales de reserva de nuestras Fuerzas Armadas. De la lectura de esa resolución se desprenden, en unos casos, solo argumentos ideológicos y en otros, un desconocimiento absoluto de la realidad educativa y formativa de estas instituciones.

Cabe destacar que los liceos militares no tienen como premisa principal la de transformarse en centros de reclutamiento de los institutos militares, sino que su función última y trascendente, como ampliamente lo demuestran los hechos, es la de formar hombres y mujeres libres, con una capacitación académica de excelencia y con un profundo conocimiento de los valores nacionales; despertando en ellos la conciencia sobre la necesidad de la defensa nacional, para que luego, se integren a la sociedad desde la vocación profesional o técnica que libremente elijan.

Nos preguntamos, a la luz de tantas evidencias en contra, por qué esa resolución ministerial describe a los liceos militares como “colegios elitistas”. Y nos preguntamos también, si es posible aludir en sus considerandos al “Protocolo Facultativo de los Derechos del Niño” (ONU) que establece, en su artículo 1ro que: “los estados partes adoptarán las medidas posibles para que ningún miembro de sus fuerzas armadas menor de 18 años participe directamente en hostilidades”. ¿Cuándo en nuestro país han intervenido en hostilidades, menores de 18 años provenientes de liceos militares? ¿Qué tiene que ver esto con nuestros liceos militares?

Como egresado del Liceo Militar General Espejo, de Mendoza, puedo asegurar que los liceos militares no obligan, adoctrinan o inculcan al alumno una determinada orientación o personalidad, lo que se denomina “ethos”, hábito o costumbre adquirida -y que maliciosamente relacionan algunos con el ámbito militar-; por el contrario, lo que se observa en la formación que imparten es el respeto a la democracia, la ley, el orden y la disciplina. Es por esta razón -por la apertura intelectual y el respeto a las decisiones personales que a lo largo de la historia han transmitido a sus alumnos- que han sido siempre muy pocos los egresados de los liceos militares que siguen la carrera militar.

Solo el acotado pensamiento ideológico de cualquier signo, que tanto daño nos ha hecho, intentando terminar con cualquier vestigio de educación para la defensa, de amor a la Patria y la formación de reservas que tanto necesitamos y, con ello, romper el último vínculo de unión de las fuerzas armadas con la comunidad, puede ser capaz de esgrimir argumentos absurdos, que ofenden la inteligencia no solo de cuantos sentimos el orgullo de haber cursado nuestros estudios en uno de estos institutos, sino también a la de los padres que confiaron, confían y seguirán confiando en ellos.

Texto publicado en la edición impresa del diario "UNO" de Mendoza en su edición del 11 Mar 13.
(*)  Emilio Luis Magnaghi es director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional “Santa Romana”.

2 comentarios:

  1. Fragmentos de las palabras de Pepe Mujica (Presidente electo del Uruguay) en el encuentro con los intelectuales, el miércoles 29 de abril de 2009, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo de Uruguay.


    LA EDUCACIÓN ES EL CAMINO
    Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar. Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un
    gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo. Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas. Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos. Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
    Yo me crié con la radio, ví nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite. Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e
    Italia. Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta. Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa. Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez. O como los que vieron el fuego por primera vez.
    Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia. Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo. Es abrumador. Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente. Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua. Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes. Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.
    Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica. Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada. Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo. No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines. Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
    Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica. Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros.

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  2. Darán marcha atrás con la reforma de los liceos militares

    Luego de las marchas de protesta, el gobernador Francisco Pérez recibió a padres de liceístas. Aunque no hay comunicado oficial, quienes fueron a la reunión se llevaron la promesa de que la resolución queda sin efecto.

    DIARIO LOS ANDES, sábado, 16 de marzo de 2013

    Marchas, petitorios, abrazos simbólicos, cartas y gestiones ante el Gobierno: de todo hicieron los padres de alumnos del Liceo Militar General Espejo y ex liceístas para frenar la resolución que, por tercera vez en una década, quería cambiar la estructura de la institución, que tiene sedes en todo el país y que funciona desde la década del 30 del siglo pasado.

    Ayer, luego de la marcha de cientos de padres y ex alumnos a casa de Gobierno, el intendente de Capital, Víctor Fayad, confirmó que había mantenido una reunión con el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, para explicarle como ex alumno la importancia de los liceos en comunidades educativas como la de Mendoza.

    Más tarde, el ex vicepresidente Julio Cobos envió a la Nación una carta firmada por 600 ex alumnos del Liceo. Y hoy, fue el propio gobernador Francisco Pérez quien recibió a los padres liceístas y les comunicó que la resolución quedaba sin efecto por parte del Ejecutivo Nacional.

    Básicamente, la resolución, tercera que intenta modificar los Liceos en diez años, quitaba cualquier rastro de instrucción militar en los secundarios de esta institución y obligaba a usar guardapolvos blancos.

    El objetivo era convertirlos en una institución educativa como cualquier otra, y el temor de los padres era que, en vez de depender de Defensa, pasara al ámbito de la Dirección General de Escuelas.

    Entre los ex liceístas se cuentan Roberto Iglesias; Francisco (Paco) Pérez, Luis Rosales, Julio Cobos y Víctor Fayad, entre otros. Precisamente eso fue lo que explicó Fayad ayer ante Abal Medina: que los Liceos “desde su jardín de infantes hasta la secundaria, los instruidos se forman, más allá de la excelencia educativa, en valores como el respeto a las instituciones de la República y la Constitución, la solidaridad, disciplina y autoridad, que sin duda hacen a la formación integral de jóvenes hombres y mujeres”.

    Antes, legisladores de la oposición reclamaron al ministro de Defensa, Arturo Puricelli, que se presentara ante el Congreso para explicar el objetivo de los cambios.

    En otros reclamos y cartas a la presidencia, se recordó que solo una minoría sigue luego la carrera militar y que de sus aulas salen adultos con ideologías políticas diversas. Y que, bajo la órbita de Defensa, la institución funciona a la perfección y es una de las únicas de la provincia que puede ofrecer doble escolaridad a un precio accesible para clases medias y medias-bajas, sin que se registren días de paro o suspensiones de clases.

    En un principio, la “marcha atrás” incluye a los liceos de todo el país –ocho en total-, aunque las mayores protestas se generaron en Mendoza, donde los padres llegaron hasta el propio Gobernador para defender la institución tal y como está.

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